Las básculas públicas son fundamentales para las transacciones diarias en comunidades agrícolas y ganaderas, permitiendo el pesaje preciso de mercancías. Situadas estratégicamente cerca de puntos de recolección, estas básculas facilitan el comercio al proporcionar un servicio accesible y fiable.
En un elevado número de transacciones cotidianas aparece la necesidad de pesar la mercancía. Este hecho, a priori de rápida y fácil solución, puede convertirse en un problema si no hay próxima una báscula de camiones donde comprobar el peso.
Para agilizar y facilitar este trámite, la mayoría de los municipios y asociaciones de agricultores y ganaderos, e incluso algunos particulares, instalan básculas públicas en zonas próximas a los puntos de recolección o almacenaje de materias primas asociadas al cultivo de sus campos.
Se convierte así la báscula en lugar repleto en momentos de cosecha y punto de encuentro entre vendedores y compradores.
Son muchas las llamadas que recibimos de transportistas apurados o usuarios con prisa, preguntando por la báscula pública más cercana.
Las básculas públicas funcionan mediante monederos donde se introduce el importe de la pesada, que suele estar tabulado en función del tonelaje del camión. Este modo de funcionamiento ha provocado en algunos casos problemas de robos en los monederos, impulsando a buscar una solución de mayor seguridad. Se opta, en la mayoría de los casos, por la venta de fichas suministradas por Básculas Sanz, que se venden en algún establecimiento del pueblo.
Otra solución para asociaciones es el uso de llaves personalizadas que mediante contacto activan el monedero, permitiendo el pesaje.
Mediante estos tres mecanismos cualquier persona puede acudir a pesar a una báscula pública.
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