En los pueblos y campos de nuestro país, las básculas públicas son como testigos mudos de la historia y la vida en comunidad.
La báscula de camiones municipal o pública, gestionada por los ayuntamientos o por las juntas agrarias locales, asociaciones de agricultores y ganaderos u otras agrupaciones locales, forma parte ya del medio natural de los pueblos de nuestro país.
Desde tiempos inmemoriales, las básculas públicas han sido puntos de encuentro y de intercambio en los pueblos y áreas rurales. Su presencia no solo facilita la actividad económica y comercial, sino que también refleja la identidad cultural y el modo de vida de nuestras comunidades agrícolas. Estos dispositivos, a menudo ubicados estratégicamente en plazas o mercados, han sido testigos del comercio de productos locales, desde cosechas de cereales hasta ganado.
Hoy en día se ven desplazadas a zonas de mejor acceso, debido a sus dimensiones cada vez mayores. Para permitir un buen acceso a los camiones, se ubican a la entrada de los municipios o bien en parcelas apartadas, donde el tránsito no disturbe la tranquilidad de los vecinos.
De esta forma, fotografiar las básculas de camiones nos permite tener una visión de la diversidad del paisaje castellano, proporcionándonos bonitas imágenes de campos de trigo, viñedos o verdes pinares.
Explorar la historia y el valor de las básculas públicas como parte integral del patrimonio rural es adentrarse en la historia viva de nuestro país, donde la tradición y la modernidad convergen para preservar un legado que perdura en el corazón de cada comunidad rural.
Con la entrada de hoy queremos hacer un pequeño homenaje a nuestro paisaje castellano, a veces tan poco valorado, pero de gran belleza.
Las imágenes pertenecen a básculas en Sotalbo, Ávila, Pesquera de Duero, Valladolid, Laranueva en Guadalajara y Zamora.
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